El director de cine Theo Angelopoulos es hoy uno de los cineastas más respetados, a pesar de que sus películas son todavía, en gran parte, desconocidas por el gran público. Andrew Horton proporciona un estudio iluminador que trata de mostrar la naturaleza griega de su trabajo situando a Angelopoulos en el contexto de 3000 años de cultura e historia griega. Angolopoulos utiliza el cine para explorar la historia y la identidad individual de su cultura. Con influencias tan variadas como la mitología griega, la tragedia y la épica clásicas, la iconografía y el ceremonial bizantino, la historia de Grecia y de los Balcanes, la moderna cultura pop griega, el teatro de marionetas y de variedades griego, Angelopoulos se erige a través de la cámara como un “pensador” original. En una serie extraordinaria de películas como El viaje de los comediantes, Viaje a Citera, Paisaje en la niebla, El paso suspendido de la cigüeña, y más recientemente La mirada de Ulises protagonizada por Harvey Keitel (ganadora en 1995 de la Palma de Oro del Festival de Cannes), y La eternidad y un día, Angelopoulos ha desarrollado un singular estilo cinematográfico caracterizado por la cuidada composición de las escenas y la prolongación de las secuencias. En estos tiempos en los que disminuye constantemente el interés por la duración, Angelopoulos nos ofrece un verdadero cine de contemplación.