Glenn Gould (1932-1982), uno de los músicos más personales y carismáticos del siglo XX, se sentaba al piano usando una silla de madera paticorta y, a pesar de interpretar a Bach, a Beethoven o a Mozart a un tempo endiablado, lo hacía con meridiana claridad. Célebre no sólo por su talento musical sino también por su comportamiento errático, Gould canturreaba durante los conciertos y se presentaba sobre el escenario vestido con un frac sin planchar, mitones y abrigo. En 1964, en el apogeo de su polémica carrera, abandonó totalmente los escenarios para centrarse en sus escritos y en sus grabaciones. Reducir el enigma de Glenn Gould a Bach y a las Variaciones Goldberg sería obviar muchas de las facetas de este personaje que nos invitó a redescubrir la música para piano. Si alguien ha cambiado la manera de entender la música durante el siglo XX, ese ha sido, indudablemente, Glenn Gould. Alérgico, entre muchas otras cosas, al contacto con sus congéneres y a exhibirse sobre un escenario, Gould se entrega en estas páginas, por mediación de uno de sus fetiches, el teléfono, a un juego de preguntas y respuestas que recorre su universo particular, desde Gibbons a Strauss pasando por Brahms y Wagner, de su pasión por la radio a la convivencia contra sus diferentes Doppelgängers. Han pasado 25 años desde que el pianista cumpliera su promesa de tocar el piano cuando contara 50 años. Y lo hizo, no sin cierta rotundidad, muriendo, pero ¿qué mejor opción para quien había rechazado cifras astronómicas durante los años setenta por volver a un escenario? El autor y poeta Jonathan Cott, considerado por el Washington Post como "el entrevistador ideal", fue una de las pocas personas a las que Gould concedió una entrevista. Cott habló con Gould en 1974 para Rolling Stone. Tras la muerte del pianista, Cott recopiló estos materiales, añadió una introducción, una selección fotográfica, una lista del repertorio grabado por Gould, una filmografía y un listado de los programas que Gould hizo para radio y televisión. Muchas son las voces, y entre ellas la de su protagonista, que consideran Conversaciones con Glenn Gould, esta apacible charla en la que Gould habla, entre otros temas, de su predilección por Orlando Gibbons, Richard Strauss o Petula Clark (y del horror que le provocan las sonatas para piano de Mozart o los Beatles), como la mejor entrevista jamás concedida por Gould, y una de sus apariciones más notables.
Jonathan Cott ha trabajado de editor adjunto de la revista Rolling Stone desde su fundación y ha colaborado con New York Times, Parabola y The New Yorker. Es autor de dieciséis libros, entre los que destacan On the Sea of Memory, una biografía crítica de Bob Dylan, Bob Dylan:The Essential Interviews (editado por Global Rhythm Press) y de numerosos volúmenes de entrevistas, entre las que destaca Visions and Voices. Asimismo, se ha ocupado de la edición del último libro de Studs Terkel, And They All Sang (que también publicará Global Rhythm Press ). Actualmente vive en Nueva York.