«Antes de enfrentarme a un juicio por herejía en la Edad Media, yo habría dejado de escribir. Pero Margarita Porete no lo hizo; era un espíritu libre y una valiente escritora que estaba dispuesta a arriesgarlo todo, incluso su vida».
KEN FOLLET
El 1 de junio de 1310, en París, falleció en una hoguera de la Inquisición una mujer de la que poco se sabe: Margarita Porete, una beguina de la región de Hainaut que había escrito un libro, El espejo de las almas simples, y que fue la causa de su condena. Tras su muerte, este libro tuvo tan enorme difusión que, en los últimos siglos de la Edad Media, traspasó fronteras geográficas y lingüísticas como pocos textos de su época, traduciéndose del francés (o del probable original picardo) al latín, al inglés y al italiano.
Escrito en forma de un diálogo entre personificaciones alegóricas, y en el marco de las formas de expresión de la literatura cortés, El espejo de las almas simples es una obra que enraíza en las corrientes de la llamada «mística femenina» del siglo XIII y cuyos contenidos se vinculan estrechamente al pensamiento del Maestro Eckhart, quien casi con seguridad lo conoció y leyó. El libro, caído en el olvido, fue redescubierto, y con él su autora, en pleno siglo XX. Desde entonces se reconoce en esta obra uno de los grandes hitos de la literatura mística occidental.