SI Cioran tenía razón cuando decía “Un livre est un suicide différé”, el Tractatus lógico-suicidalis de Hermann Burger fue una de las última demoras escritas antes del suicidio de uno de los escritores más individualistas, radicales, pero consecuentes del siglo XX.
El Tractatus lógico-suicidalis es un caleidoscopio artístico y simultáneamente un ensayo sobre el suicidio y el arte; la confesión íntima de un escritor y a la vez, juego del escondite literario. Dialogo con Jean Améry, Franz Kafka, E. M. Cioran, Sarte, Camus y muchos otros artistas, pensadores y filósofos; un cuadro clínico, farsa sabia y sabiduría farsante. El informe de un prestidigitador desilusionado con una crítica implacable al optimismo ciego y a un mundo donde el fracaso, la enfermedad y la muerte son negadas y silenciadas.
Hermann Burger (Menziken, 1942-Brunegg, 1989), germanista, periodista y escritor suizo. Se doctoró en la Universidad de Zúrich con una tesis sobre Paul Celan, y tuvo esporádicos contratos en las universidades de Berna, Friburgo y Zúrich. Fue miembro de la Deutsche Akademie fu¨r Sprache und Dichtung y merecedor de los premios: Conrad Ferdinand Meyer Preis (1977), Friedrich-Hölderlin-Preis (1983), Aargauer Literaturpreis (1984), Ingeborg-Bachmann-Preis (1985). Desde los años 60, su vida estuvo marcada por trastornos psíquicos. Las depresiones endógenas y los episodios de hipomanía le llevaron a someterse a diversas terapias en hospitales psiquiátricos. Con una sobredosis de barbitúricos acabó con su vida en el castillo de Brunegg. De la extensa producción literaria de Burger, fundamentalmente en prosa, es el Tractatus lógico-suicidalis (1988) la primera de sus obras que se traduce al español.