«Paladín de la modernidad» y «maestro de la comunicación», «polemista de Fráncfort» y «conciencia moral pública de la cultura política»: tales son algunos de los epítetos de los que se ha hecho merecedor Jürgen Habermas. Con razón se ha dicho de él que «no solo es el filósofo vivo más famoso del mundo, sino que su propia fama es famosa». Pero si su figura como pensador resulta noticiable, y hasta puede parecer fascinante, es porque supo abandonar una y otra vez el ámbito protegido de la vida académica para intervenir en los debates de la esfera pública. «Es la irritabilidad», dice el propio Habermas de sí mismo, «lo que convierte a un sabio en intelectual». Reconstruir el intrincado entrelazamiento entre el oficio del filósofo y teórico social y el oficio del intelectual público es el objeto de esta biografía.
Por ello, sus páginas no se limitan a narrar, de la mano de los textos del propio Habermas, la gestación y maduración de una obra filosófica ingente a través de sus distintas etapas, que han supuesto la elaboración de una «teoría de la acción comunicativa» plasmada en un lenguaje y un estilo de pensar inconfundibles. Revelan, además, la entraña de ese colosal esfuerzo de comprensión teórica en el afán de sentar las bases de una cultura política democrática y deliberativa. De ahí la presencia, en esta biografía, de las controversias que han agitado la opinión pública alemana e internacional, como la polémica de 1953 sobre Heidegger, las protestas estudiantiles de 1967, la disputa de los historiadores de 1986, los distintos debates sobre el rearme y la desobediencia civil, la reunificación alemana, la Unión Europea, el asilo político, la tecnología genética, el conflicto de Kosovo o las guerras del Golfo, o la discusión, que se prolonga hasta hoy, sobre el lugar de la religión en la sociedad postsecular.
«La razón comunicativa», recuerda Habermas, «es ciertamente una tabla insegura y vacilante, pero no se ahoga en el mar de las contingencias, aun cuando tal estremecimiento en alta mar sea el único modo como puede ‘dominar’ las contingencias».