Además de extraordinario narrador y ensayista, Borges fue un excelente poeta. De hecho, puede decirse que la poesía es el alma de su obra. Indisociable de sus cuentos y ensayos, estos poemas son parte indispensable del universo borgiano y constituyen una indagación paralela a los asuntos que siempre le apasionaron: los libros, la memoria, los laberintos, los espejos, Inglaterra, el amor o la eternidad. Dueño de un fino oído y una deslumbrante capacidad para crear imágenes memorables, Borges revive en sus grandes poemas la intensidad que recorre la gran tradición occidental desde Homero hasta Eliot. Antes que el sueño (o el terror) tejiera Mitologías y cosmogonías, Antes que el tiempo se acuñara en días, El mar, el siempre mar, ya estaba y era. ¿Quién es el mar? ¿Quién es aquel violento Y antiguo ser que roe los pilares De la tierra y es uno y muchos mares Y abismo y resplandor y azar y viento? Quien lo mira lo ve por vez primera, Siempre. Con el asombro que las cosas Elementales dejan, las hermosas Tardes, la luna, el fuego de una hoguera. ¿Quién es el mar, quién soy? Lo sabré el día Ulterior que sucede a la agonía.