Las cartas de la extraordinaria Emily Dickinson. Una aproximación única a su enigmática intimidad.
Lejos de ser un mero complemento, las cartas de Emily Dickinson son parte esencial de su universo poético. La belleza de sus poemas se encuentra también en estos textos, a medio camino entre la poesía, la confesión y el diario íntimo.
De las más de mil cartas que Emily Dickinson escribió a lo largo de su reclusa -aunque intensísima- vida, Nicole d#Amonville ha seleccionado, anotado y traducido, con excelente criterio, fino oído y sabiduría, su personal canon, como ya hiciera con los poemas. El resultado es la edición más rigurosa y ambiciosa que se ha hecho en castellano del epistolario de la gran poeta norteamericana, una de las escritoras más extraordinarias y enigmáticas de todos los tiempos.
Jorge Luis Borges dijo...
«No hay, que yo sepa, una vida más apasionada y solitaria que la de esa mujer. Prefirió soñar el amor y acaso imaginarlo y temerlo. En su recluida aldea de Amherst buscó la reclusión de su casa y, en su casa, la reclusión del color blanco y la de no dejarse ver por los pocos amigos que recibía. Además de la escritura fugaz de cosas inmortales, profesó el hábito de la lenta lectura y la reflexión.»