Cuando León Trotski leyó El talón de hierro a instancias de una hija de Jack London, muchos años después de la aparición de la novela y de la muerte de su autor, se declaró sorprendido y admirado por lo que creyó que había sido una brillante anticipación del fascismo.
Han tenido que pasar muchos años más para que lo profético de esta novela alcance toda su verdad y todo su relieve; pues lo que London imaginó en verdad fue esta fase de gran opresión capitalista “democrática” que el mundo está viviendo durante las últimas décadas bajo el “talón de hierro” del Imperio Norteamericano. Su profecía no fue, pues, propiamente, la de la irrupción del fascismo en la escena mundial en aquellos años que desembocaron en la Segunda Guerra Mundial, sino que él hizo y mostró su descubrimiento de la entraña venenosa del capitalismo “democrático”, capaz de albergar en sus urnas todo un mundo de horrores, bajo la enseña del mercado y de la globalización. Es el huevo de esta serpiente lo que London “vio” en su imaginación de gran novelista. ¿Las urnas de la democracia serían, entonces, una especie de sucursales de la Caja de Pandora?
Entre los admiradores de esta insólita novela hay que contar, además de a Trotski, al gran escritor Anatole France, que hizo un prólogo entusiasta para la primera edición francesa, y a Howard Zinn, que ha escrito el prólogo de ésta. (Alfonso Sastre)