La palabra Ru, elegida por Kim Thúy como título de esta bellísima novela, significa «canción de cuna» en vietnamita, su lengua materna, y «arroyuelo» en francés, su lengua de adopción. Tomando la forma del caudal de un arroyo (leve, continuo), la narración navega, a través de pequeñas escenas, lúcidas y precisas, engarzadas como los eslabones de una cadena, por los recuerdos de la protagonista, desde una infancia de ensueño y privilegio en Saigón a la huida precipitada del país en una barcaza, el paso por un campo de refugiados en Malasia y el comienzo de una nueva vida de inmigrante, junto a su familia, en Canadá.
Thúy recrea con gran delicadeza y luminosidad una historia que tardó treinta años en decidirse a escribir: la suya propia. Impelida por el deber de recordar, la novela no elude el relato de las dificultades a las que ha de enfrentarse un ser humano abocado a un proceso de reinvención impuesto por el exilio. Sin embargo, su punto de partida es la serenidad y la gratitud de quien, pese a todo, se siente en la obligación de ser feliz.
«En la escritura de Kim Thúy hay un contraste entre el horror y la belleza. Como si la palabra (poética, sensible) superase el mal y, en cierto momento, lo anonadase. Si podemos “hacer belleza” contando con el horror, entonces el horror pasa simplemente a formar parte de los dolores de la vida: una reducción a sus miserables e inhóspitos contornos.» Alejandro Gándara, El Mundo
«Kim Thúy escribe con la misma delicadeza y sinceridad sobre una infancia marcada por la brutalidad que sobre los placeres de la paz cotidiana. Un libro valiente y conmovedor, que muestra los complicados procesos de la supervivencia emocional.» Eva Hoffman