Con una prosa ágil y cuidada al detalle, la primera novela de Enrique Aparicio sorprende por su naturalidad y retrata con delicadeza y emotividad la búsqueda de pertenencia de alguien a quien convencieron de que tenía que marcharse para encontrar su sitio.
Valentín lleva un lustro y medio viviendo en Madrid. Allí ha estudiado y ha podido vivir como el marica desacomplejado que es, pero la crisis económica le obliga a regresar a su pueblo, Baratrillo de la Mancha. Huyó a la capital para convertirse en un exitoso publicista, pero en el verano de 2013 el mercado laboral está en punto muerto y sus sueños quedan cada vez más lejos. Tras años de vida frenética y libre, vuelve a un lugar donde los miedos del pasado siguen vigentes, donde, como en su adolescencia, teme salir a la calle y cruzarse con la mirada de los demás.
Sin embargo, este tiempo en suspenso también le permitirá descubrir historias de resistencia en su propio entorno y modelos de vida de otras épocas y circunstancias. Los de personas que tuvieron que pelear como él por hallar su sitio más allá de convenciones y normas.
"Un retorno esclarecedor al pueblo manchego de la niñez. Un relato que conmueve e infunde valentía a quien acompaña al protagonista en este viaje por el tiempo." Elvira Lindo.