Sitúa Handke la obra en un peculiar y simbólico “enclave”, “el único sitio donde no hay casi nada, el único sitio aún vacío”, que no tiene “ni leyendas, ni historia, ni grandes hombres”, y que ubica “por ejemplo en la serranía andaluza”. Obviamente aparte del nombre español de los dos protagonistas, los hermanos Pablo y Felipe Vega, la acción se podría localizar en cualquier lugar del ancho mundo, ya que el dramaturgo está refiriéndose más a un espacio interior que a uno geográfico, un lugar por cierto que puede ser absolutamente pequeño cuando llegamos a él y vastísimo cuando lo dejamos atrás.
Otra de las características de este drama, es su enorme ambición. Quiere aquí Handke trascender esa búsqueda personal de la duración y del espacio propio levándola al terreno de lo colectivo. Pérdida del Tiempo y del Espacio; robo más bien. “¿Quién cree acaso encontrarse hoy en el tiempo adecuado, estar siquiera en el tiempo?”, se pregunta un personaje; y otro afirma: “En realidad hace mucho ya que no hay espacios, en ningún sitio, tampoco aquí”. Pone Handke sobre el tapete la necesidad de superar el desarraigo, la desazón, el hastío vital, la pulsión de muerte, la escisión que parte por la mitad al hombre contemporáneo y que conforma una sociedad “preocupada-colérica o liviana-indolente” en la que “cada cual es un desconocido para el resto.